La Semana Santa en Orense es un ciclo de actos conmemorativos de la Pasión de Cristo llevados a cabo en la ciudad de Orense (Galicia, España) desde el Domingo de Pasión hasta el Domingo de Resurrección. Pese a ser la capital gallega que presenta el menor número de procesiones y la Semana Santa que menos fama posee en Galicia,[1]​ los desfiles tienen un importante arraigo popular y suelen estar muy concurridos.[2]

Historia

Los orígenes de la Semana Santa orensana se remontan a la era medieval; fue iniciada por los gremios de artesanos y comerciantes de la ciudad y se potenció en los siglos xiv y xv gracias a los franciscanos, quienes, llegados en el siglo xiii, propiciaron la creación de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, durante mucho tiempo la más importante, a la que seguirían la Cofradía del Santo Cristo, la Cofradía de la Virgen de los Dolores, la Cofradía de Santa María Madre y la Cofradía del Santo Encuentro, con gran influencia en los siglos xviii, xix y la primera mitad del xx.[3][4]​ Gran parte de los actos llevados a cabo a día de hoy se han mantenido, en mayor o menor medida, invariables desde la década de 1920, época en la que se realizaban los siguientes oficios, algunos actualmente perdidos:

Domingo de Pasión

Este día marca, desde antiguo, el inicio de la Semana Santa. Se procedía a cubrir los altares de los templos y se celebraba la fiesta de San Lázaro, primero en la iglesia dedicada al santo y, tras su desmantelamiento en 1952, en la Iglesia de San Francisco. El día anterior numerosos fieles procedentes del rural acudían por la mañana a besar una diminuta imagen del santo, resguardada por un guardia municipal, quien acto seguido trazaba con la figura una cruz en la espalda del devoto mientras pronunciaba las siguientes palabras: «San Lázaro bendito nos libre de peste y de males extraños». Esa misma tarde la imagen del santo era llevada en procesión a la Iglesia de Santo Domingo, celebrándose por la noche una verbena y regresando la figura del santo a su templo al día siguiente, donde tenía lugar una misa solemne y, por la tarde, la fiesta. Era costumbre que tanto el sábado como el domingo hubiese venta de rosquillas de Ribadavia a lo largo de la calle Santo Domingo.[5][6]

Domingo de Ramos

Este día se procedía a bendecir a las ocho de la mañana las ramas de olivo y las palmas en cada parroquia, celebrándose una procesión en torno a la iglesia del lugar. En la capital solo las portaban los canónigos y estas eran muy simples, siendo la del obispo trenzada y muy ornamentada; los canónigos solían regalar las palmas a sus amistades con el fin de que fuesen dispuestas en los balcones. Al término de la misa, oficiada a las nueve, se daba inicio a la procesión del Domingo de Ramos, cuyo trayecto consistía en dar una vuelta a la catedral, llevando los niños grandes ramos de laurel los cuales hacían chocar entre sí; la procesión discurría concretamente por la calle Juan de Austria y proseguía por la calle de las Tiendas, la plaza San Martín y la plaza del Trigo.[nota 1]​ Por la tarde los franciscanos, acompañados por fieles y militares, sacaban en procesión una imagen del Ecce Homo, siendo este el recorrido de mayor afluencia.[nota 2]​ Hasta finales del siglo xix en dicha procesión tomaban parte varias niñas disfrazadas de ángeles llevando consigo los símbolos de la Pasión (lucían hábito nazareno con cíngulo, cabello suelto y corona de espinas); posteriormente se optó por que participasen jóvenes de más edad, aunque con el tiempo los niños volverían a procesionar representando a varios de los personajes de la Biblia (una niña iba caracterizada como Santa Verónica, mostrando el paño con la Santa Faz sin mover los brazos y en absoluto silencio). De esta última procesión, desaparecida en la década de 1960,[5][6]​ dio un detallado testimonio el periódico La Región en su edición del 26 de marzo de 1929:

Miércoles Santo

El Miércoles Santo los niños portaban carracas para la escenificación del oficio de tinieblas; aguardaban a que se apagasen las luces y entonces, al dar la señal los canónigos golpeando los sitiales del coro, empezaban a hacer sonar las matracas mientras salían a la calle.[6]

Jueves Santo

El Jueves Santo se procedía a consagrar los crismas y los santos óleos, oficiando una misa el obispo en la catedral seguida de una pequeña procesión dentro de la basílica. Otro de los actos llevados a cabo ese día era el lavatorio de pies, el cual se realizaba con doce ancianos o personas pobres a las que se invitaba a participar, si bien en ocasiones eran reemplazados por niños. Al término de los ceremoniales se procedía a realizar un recorrido por los sagrarios de los templos de la ciudad, oficio que solía durar hasta la llegada del Viernes Santo y para el que era obligatorio llevar levita y chistera; la costumbre era que por la tarde acudiesen los artesanos y al anochecer los señores, todos en familia. Pese a que al parecer se tenían que visitar catorce templos a modo de vía crucis, estaba permitido reducir el recorrido a siete (en las aldeas, debido a que lo usual es que haya una sola iglesia, los feligreses entraban y salían de ella catorce veces).[5][6]​ Era costumbre que este día se engalanasen los templos con, entre otros, bellas composiciones florales, y que los mismos compitiesen por ser los más ornamentados y los mejor iluminados, acudiendo los fieles a contemplar los adornos tanto el jueves como el viernes (en las décadas de 1940 y 1950 los más destacados solían ser los dispuestos en la Capilla del Santo Cristo y en la capilla del Convento de las Adoratrices).[8][9]​ Entre los visitantes se encontraban diversas personalidades tal y como atestigua La Región en su edición del 29 de marzo de 1929: «[…] las autorizades y fuerzas de Cazadores, Carabineros y Guardia Civil. Éstas vestían de gala con pantalón blanco. El ilustrísimo señor Obispo, al que seguían los alumnos del Seminario […]». Por su parte, el obispo intervenía en el lavatorio de pies: «Por la tarde, a las tres, el ilustrísimo y reverendísimo señor Obispo lavó los pies a doce pobres, teniendo lugar tan conmovedora ceremonia en las naves del Rosario de la Santa Iglesia Catedral, con asistencia del Cabildo».[8]​ Sumado a lo anterior, cabe destacar la participación de las mujeres luciendo mantilla española:

Viernes Santo

El Viernes Santo era el día con más actos. A las cinco de la mañana se daba lectura al sermón de la agonía de Cristo en el huerto de Getsemaní, aunque también se afirma que este sermón era leído por la tarde en la Capilla del Santo Cristo, acto presidido por el obispo con la presencia del cabildo, mientras que por la mañana se leía el sermón de la Pasión para luego proceder a la adoración de la cruz y la procesión del Santísimo dentro de la catedral seguido del rezo de completas, laudes y maitines con el canto a capela de las lamentaciones y el canto gregoriano.[8]​ Después se celebraba la procesión del Encuentro en la plaza de la Constitución (actual plaza mayor) con las imágenes de Jesús Nazareno (acompañado por dos judíos de rasgos grotescos), la Dolorosa, San Juan y la Verónica, donde a las cinco de la tarde se realizaba el acto del Desenclavo en absoluto silencio por parte de cuatro sacerdotes encargados de bajar una imagen cristífera articulada de la cruz y depositarla en una urna,[6][10]​ ceremonia actualmente perdida en la ciudad aunque conservada en zonas como Verín, Celanova o Las Ermitas.[11][12][nota 3]​ Pese a ser uno de los actos más importantes y emotivos de toda la Semana Santa orensana, con el tiempo el fervor de los fieles empezó a declinar a la par que se solían presentar en la ceremonia individuos en estado de embriaguez, entre ellos incluso los portadores de los pasos, lo que motivó la supresión de este rito.[5][6]

Supuestamente la ceremonia del Desenclavo se llevó a cabo en la catedral durante la primera mitad del siglo xiv con la imagen articulada del Santo Cristo de Orense, figura realizada en madera y recubierta con lona y pergamino relleno de trapos. En origen emplazado en el brazo norte del crucero, lugar hoy ocupado por el retablo de la Virgen del Pilar y Santiago, tras su traslado a la Capilla del Santo Cristo el 8 de abril de 1573 se alteraron las articulaciones de los hombros y los brazos para fijar la imagen a la cruz de gajos, lo que provocó que las extremidades quedasen con apariencia de estar descoyuntadas. Es a partir de entonces cuando se cree que la talla dejó de utilizarse para la escenificación del Desenclavo, ritual para el que se empezaría a usar una imagen también articulada hoy perdida. A través de los siglos se celebró esta ceremonia en la nave central de la seo, en la Iglesia de Santa María Madre, en la Iglesia de Santo Domingo y en la plaza mayor, donde se procedía a la instalación de un púlpito rodante el cual era conducido desde la catedral hasta la esquina derecha de los soportales del edificio del ayuntamiento, donde el canónigo predicador relataba el episodio bíblico. Poco antes de su desaparición en la década de 1920, el acto volvería a realizarse en la catedral (algún año en la posguerra se celebraría en la Iglesia de Santa Eufemia), siendo costumbre que la urna desfilase precedida por una cruz procesional (hoy perdida), una corona de espinas y unos clavos, mismos artículos empleados en la actualidad junto con un letrero con el monograma INRI.[10]​ En cuanto a la celebración del ceremonial en la Iglesia de Santo Domingo, cabe destacar el cabildo del 16 de marzo de 1745:

Por su parte, la desaparición de la procesión del Encuentro y el acto del Desenclavo provocó una dura crítica por parte de Xosé Ramón Fernández-Oxea en el periódico El Pueblo Gallego:

Tras el Desenclavo, alrededor de las seis de la tarde, se realizaba la procesión del Santo Entierro, en la que solo los varones tenían permitido participar, debiendo para ello vestir de luto y llevar velas, con el acto presidido por el presidente del ayuntamiento y demás autoridades acompañadas de maceros; como escolta se hallaba una guarnición de miembros de la Guardia Civil que desfilaba acompañada por el sonido de tambores.[6]​ La procesión, la cual partía de la Iglesia de Santa María Madre y se organizaba en la plaza mayor, arrancaba con parte del destacamento de la Benemérita a caballo seguido de la cruz, los emblemas de la Tercera Orden de San Francisco, la urna con la imagen cristífera en su interior y el resto de miembros de la corporación de la Guadia Civil, quienes portaban las armas a la funerala, siendo las figuras llevadas por seminaristas. A continuación, de acuerdo con las ediciones del 31 de marzo de 1929 de los periódicos La Zarpa y La Región, desfilaban en el siguiente orden: el coro del Seminario Mayor del Divino Maestro bajo la dirección del maestro de capilla (Agustín Rodríguez Iglesias), la banda municipal, la talla de la Dolorosa con una escolta compuesta por el Cuerpo de Carabineros, el gobernador civil (Vicente Rodríguez Carril), el gobernador militar (Rubín de Celis), el alcalde (Jesús Soria González), el presidente de la diputación (Aureliano Ferreiro Carballo), los tenientes de alcalde (Rodríguez García y Perille Garra), los concejales (Estévez, Bouzo, Cid, Ferrer y Aguirre, quien llevaba el pendón de la ciudad), el secretario del ayuntamiento (Pérez Coleman, secretario accidental), un sacerdote (Ricardo Atanes Castro, quien lució capa pluvial), dos ministros (los beneficiados Rionegro y Dopazo) y el obispo (Florencio Cerviño González, acompañado por el arcediano Faustino Congil y el maestrescuela Vicente Mateos), concluyendo el desfile de dicho año con La Legión Gallega (Batallón de Cazadores de Mérida) tocando música bajo el mando del capitán Enríquez.[14]: 2 [15]: 8  El trayecto seguido durante la procesión de 1929, engalanado con banderas en los balcones y elaboradas iluminaciones (entre ellas tres lámparas de gran potencia Petromax aportadas por el bazar Puga y Hos para el local social Coral Polifónica Orensana), partió desde la plaza mayor siguiendo por la calle Isabel la Católica (actual plaza Padre Feijóo), la zona inferior de la calle San Miguel (actual calle Cruz Roja), la calle Progreso, la calle Luis Espada (actual calle Cardenal Quiroga), la plaza del Hierro, la calle Lepanto, la catedral (a donde se accedía por la puerta norte para salir por la puerta sur rumbo a la plaza del Trigo) y la calle Modesto Fernández, desde donde se regresaba a la plaza mayor.[14]: 2 [nota 4]​ En lo tocante a la música, La Zarpa destacó que «la Schola Cantorum del Seminario entonó en el tránsito un Miserere a fa bordón y a cuatro voces iguales, del maestro Palestrina y el "Orivos ommes" también a voces iguales del maestro Victoria. El orfeón "Unión Orensana" en los jardinillos del Padre Feijóo y en la Plaza Mayor cantó: "In adoratione Crucis" del maestro Victoria», pieza dirigida por el maestro Florián Coba.[8][14]: 2 

Alrededor de las nueve de la noche daba comienzo en la Iglesia de la Santísima Trinidad, tras la lectura de un sermón, la procesión de la Soledad, también conocida como «Os Caladiños», amenizada por la Coral de Ruada (cuya sede se encontraba en una esquina de la plaza mayor) y en la que únicamente tomaban parte las mujeres. Cuando todavía no se disponía de luz eléctrica, las casas de la zona alumbraban las calles con faroles en los balcones, cirios detrás de las ventanas y velas consistentes en cáscaras de huevo con aceite. Durante un tiempo fue habitual que un joven desfilase en la procesión y cantase al pasar por cada plaza «Ay de mí»:[5][6]

Se conoce que en la Semana Santa de 1929 el recorrido discurrió por la plaza del Topete, la calle Libertad, la calle Primavera, la calle Cisneros, la calle Unión, la Calle Fornos, la plaza del Hierro, la calle Paz, la plaza Santa Eufemia, la calle Lamas Carvajal, la plaza mayor, la calle Modesto Fernández, la plaza del Trigo, la calle Cisneros, la calle Libertad, la plaza de la Leña (actual calle Sueiro), la calle Padre Feijóo y de regreso a la Iglesia de la Santísima Trinidad.[8]​ De acuerdo con La Zarpa:

Por su parte, La Región ofreció la siguiente noticia en su edición del 31 de marzo: «Tanto el solista señor Montes como los demás señores que interpretaron la composición lo hicieron admirablemente, elogiándoseles de verdad. También se cantaron los tradicionales "ayes" y unas "saetas", que gustaron mucho, desde un balcón en la calle de la Libertad».[15]: 8  El periódico reseñó a su vez un incidente ocurrido en la plaza mayor durante la procesión, llegando a recomendar la supresión del desfile dada la gravedad de los hechos:

Sábado Santo y Domingo de Resurrección

El Sábado Santo o Sábado de Gloria comenzaba a las ocho de la mañana con la bendición del fuego en la puerta del Mediodía de la catedral, tras lo cual se realizaban los cantos rituales y se oficiaba la misa de Gloria con el repique de las campanas de todos los templos de la ciudad, rezándose completas a las tres y media de la tarde. Acto seguido la imagen de la Virgen venerada en el retablo mayor de la Iglesia de Santa María Madre abandonaba el templo rumbo a la catedral para el canto de maitines y laudes a las seis de la mañana y la posterior ceremonia del Santo Encuentro, rito que se celebraba con una procesión por las naves de la basílica la madrugada del Domingo de Resurrección seguido de un oficio religioso realizado a las nueve por el obispo revestido de pontifical para a continuación conducir la talla de la Virgen nuevamente a la Iglesia de Santa María Madre y celebrarse la ceremonia del Desplante, tras lo cual concluía la Semana Santa. Antiguamente la imagen de la Virgen solo podía ser portada por miembros del gremio de sastres; eran concretamente cuatro sastres quienes la llevaban a hombros ataviados con un elegante frac, acompañados por el cabildo y la corporación municipal junto con maceros.[5][6][8][14]: 2 

Descripción

Actos

Domingo de Pasión

El Domingo de Pasión se celebra la fiesta de San Lázaro en la Iglesia de San Francisco y en la Iglesia de San Lázaro, dando este festejo inicio a la Semana Santa, si bien el comienzo oficial de la Pascua se produce con el pregón el miércoles anterior al Domingo de Ramos.[17]

Viernes de Dolores

El Viernes de Dolores se celebra un vía crucis al aire libre organizado por la delegación de Juventud de la diócesis.

Domingo de Ramos

El Domingo de Ramos el obispo realiza la bendición de las palmas y los ramos de olivo y laurel frente al parque de San Lázaro, efectuándose una procesión (conocida como «Paso de los Niños») hasta la catedral con una imagen de madera representativa de Jesús a lomos de una borriquilla, obra del escultor compostelano José Aldrey en 1960, celebrándose acto seguido una misa (la imagen se custodia en la catedral y se exhibe todo el año junto al Pórtico del Paraíso). La procesión discurre por la calle del Paseo, la plaza Santa Eufemia, la calle Lamas Carvajal y la calle Juan de Austria, con paradas en la calle Lepanto, la plaza del Hierro y la calle Santo Domingo, siendo costumbre que para la ocasión los niños luzcan ropa nueva ya que de acuerdo con un dicho popular: «Quien no estrena en Ramos, no estrena en todo el año».[17][18]

Miércoles Santo

El Miércoles Santo es día de meditación y celebración penitencial para los sacerdotes en la Iglesia de Santa Eufemia, donde por la tarde se celebra la misa crismal. En el barrio de A Carballeira, sede de la Parroquia del Sagrado Corazón, tiene lugar una procesión con la imagen de Jesús Nazareno, la cual es portada por miembros de la Cofradía de Jesús Nazareno, fundada en 1995.[17][19]

Jueves Santo

El Jueves Santo se procede por la mañana al oficio de lecturas y laudes, celebrándose por la tarde una misa In Coena Domini presidida por el obispo en la catedral, con el lavatorio de pies y la adoración ante el Monumento hasta la noche. En Velle, sede de la Parroquia de Santa Marta, es llevada a cabo una procesión con la imagen del Santo Cristo del Perdón por parte de la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón, fundada en octubre de 2012.[17][20][21]​ Esta cofradía cuenta a su vez con otra talla: Nuestra Señora de la Amargura y el Desamparo, obra de Pablo Gallardo Outerelo en 2021 la cual se caracteriza por ser la única imagen propiedad de una cofradía orensana en no desfilar debido a la ausencia de un paso en el que poder llevarla, si bien se prevé que la misma sea incorporada a la Semana Santa en un futuro cercano. La obra, realizada sin encargo previo y puesta a la venta, fue comprada en Sevilla por la cofradía y bendecida el 21 de marzo de 2021 por el obispo Leonardo Lemos Montanet. Con una altura de 160 cm, la imagen, elaborada en barro cocido y policromado al óleo con tripilla, muestra a la Virgen en estado de desolación con un modelado suave y expresivo bajo un cromatismo nácar y una detallada fisionomía, acentuada por unas delicadas pestañas enmarcando unos ojos almendrados y por una boca entreabierta en la que se pueden apreciar los dientes y la lengua. La talla está claramente inspirada en la escuela barroca sevillana y sigue de cerca los modelos de Salvador Madroñal Valle, imaginero que ejerció como maestro de Outerelo.[22][23][24][25][26]

Viernes Santo

Por la mañana se realiza nuevamente el oficio de lecturas y laudes. Por la tarde se da lectura a la Pasión y por la noche tiene lugar la procesión del Santo Entierro.

Santo Entierro

En la procesión del Santo Entierro, la más multitudinaria de la Semana Santa junto con la del Domingo de Ramos,[5]​ desfilan un total de nueve pasos, todos ellos conducidos sobre plataformas con ruedas a excepción del Santo Cristo del Perdón y Cristo yacente, imágenes que son portadas a hombros (ocho cargadores para el Santo Cristo del Perdón y seis para el Cristo yacente).[21][27]​ La procesión discurre por la calle Lepanto, la calle Santo Domingo, el parque de San Lázaro, la calle del Paseo, la calle Lamas Carvajal y la plaza mayor,[28]​ siendo los pasos que toman parte en ella: Santa Cena, Cristo Flagelado, Jesús Nazareno, Santo Cristo del Perdón, Santo Cristo, Piedad, Cruz desnuda, Cristo yacente y la Dolorosa. Anteriormente también procesionaba el paso de la Oración del Huerto, retirado debido a su deterioro al igual que la imagen de Cristo crucificado venerada en la Iglesia de Santo Domingo, obra del siglo xviii; el paso fue realizado por Enrique Carballido aproximadamente entre 1958 y 1959 siguiendo el modelo de Francisco Salzillo para la Semana Santa de Murcia.[29][30]

Sábado Santo

El Sábado Santo se realiza en las primeras horas de la mañana la procesión de la Soledad o de «Os Caladiños» desde la Iglesia de la Santísima Trinidad hasta la catedral, donde se lleva a cabo un vía crucis y se pronuncia un sermón para después proseguir con la procesión de regreso a la iglesia, celebrándose en la seo por la noche la Vigilia Pascual. La imagen de Nuestra Señora de la Soledad recibe culto en la Iglesia de la Santísima Trinidad, donde forma parte de un Calvario.

Domingo de Resurrección

Por la mañana tiene lugar la procesión del Santo Encuentro con la imagen titular de la Iglesia de Santa María Madre, la cual desfila desde el templo homónimo hasta la Capilla de la Resurrección en la catedral, lugar en que a mediodía se oficia la misa de Pascua. Anteriormente la imagen original, datada en el siglo xvi,[31]​ era bajada del retablo mayor mediante un sistema de poleas (roldana) el cual deterioraba la talla, por lo que se decidió elaborar una réplica,[32]​ valorada en más de 9000 euros (sufragados por los fieles) y realizada por varios escultores y pintores portugueses en 2011 por encargo de la Cofradía de Santa María Madre, fechada en 1395,[33]​ lo que la convierte en la más antigua de la ciudad y de la provincia, aunque debido a un periodo de inactividad de varios años (no sería refundada hasta 2010), se suele considerar como la más antigua de la ciudad la Cofradía del Santo Cristo, fundada en 1992 aunque originada en el siglo xiv y documentada con seguridad en 1411.[10][32][34][35]​ Durante años el paso, el cual no permite carroza, fue llevado por miembros de la Policía Local, quienes a cambio recibían un obsequio, siendo desde 2016 portado por una cuadrilla contratada para tal fin.[32]

Ceremonia del Desplante

El acto que cierra la Semana Santa[36]​ se produce durante la procesión de regreso a la Iglesia de Santa María Madre[37]​ y es la conocida como ceremonia del Desplante, rito centenario en el que se escenifica el desencuentro entre las autoridades eclesiásticas y el poder político ocurrido en el siglo xviii, cuando el gobierno local se negó a sufragar la reparación de la escalinata que conduce a la iglesia,[38]​ lo que llevó al obispo a prohibir la entrada al templo en esta procesión tanto al regidor como a sus concejales.[36]​ Durante el acto, la corporación municipal permanece a los pies de la escalinata mientras el obispo y los miembros del cabildo catedralicio los saludan sarcásticamente con una reverencia desde la puerta de la iglesia para después darles la espalda y acceder al templo;[39][40]​ en respuesta los concejales dan media vuelta y permanecen de espaldas a la escalinata unos segundos antes de entrar en el ayuntamiento (situado a escasos metros), momento en el que se da por finalizada la Semana Santa.[41]

Imaginería

En la Semana Santa orensana participan un total de doce pasos:

Cofradías

La Semana Santa orensana está regida por la Junta de Hermandades y Cofradías de Orense, creada en 2018,[4]​ y cuenta con un total de cuatro cofradías:

Galería de imágenes

Véase también

  • Semana Santa en Celanova

Notas

Referencias

Enlaces externos

  • Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Semana Santa en Orense.

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